Alberto Camarero Orive, profesor titular de Ingeniería Civil, Transporte y Territorio en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y miembro del Think Tank Movilidad de la Fundación Corell, ofreció en el I Congreso de Talleres de V.I. su visión de cómo afectará la nueva movilidad a los talleres especialistas en vehículo industrial.

La nueva movilidad traerá importantes cambios al sector de la automoción, tanto desde el punto de vista del constructor como también desde el punto de vista de los negocios de reparación. Unos vehículos que, como señaló Alberto Camarero en su intervención en el I Congreso de Talleres de Vehículo Industrial, se caracterizarán por ser menos contaminantes, más eficientes, más inteligentes, más seguros y más conectados.

Uno de los aspectos que más influyen e influirán en el mantenimiento y reparación de vehículos es el de las nuevas energías de propulsión que afectará —ya afecta— a la mecánica de los vehículos. Unos propulsores que, hasta que se recorra el camino que lleve a una mayor electrificación del parque —más lento en el caso del V.I.— y un mayor protagonismo de los vehículos de hidrógeno, se apoyan de momento en las que Alberto Camarero denominó “energías de transición”, y que se sustentan en el gas: GLP, GNC y GNL.

Estas mecánicas conviven y convivirán en los próximos años con vehículos cada vez más conectados, con mayor grado de autonomía y con un uso en el que cada vez tendrán mayor protagonismo las flotas y donde irá cobrando mayor protagonismo el transporte compartido de mercancías.

Talleres y mantenimiento de V.I.

Ante este nuevo escenario en el que deberán operar los talleres especialistas en vehículo industrial, tendrán especial relevancia cinco aspectos. Así, en materia medioambiental, la cada vez más rigurosa normativa irá introduciendo modificaciones en los vehículos, cuyas necesidades de mantenimiento y reparación serán un reto para los negocios de reparación.

En este sentido, para Alberto Camarero habrá un control más exhaustivo de las emisiones de los vehículos, emisiones reales, que tendrá su implicación en su clasificación, en las inspecciones técnicas… Asimismo, otras tecnologías que serán exigentes con el taller de V.I.  son los sistemas ADAS, que cada vez más incorporarán los vehículos y que, por un lado, podrán reducir el número de siniestro pero que, por otro, requerirán del taller formación y equipamiento específicos para su reparación o calibración.

De igual forma, la conectividad también tendrá una gran incidencia en el taller, ya que, entre otras cosas, permitirá realizar el seguimiento a distancia de un vehículo o, incluso, anticipar trabajos, ya sean de reparación o de mantenimiento.

Todo ello, sin olvidar el ‘big data’, pues el vehículo industrial es, a juicio de Alberto Camarero, un “gran recogedor de información. Una información aprovechable para la gestión y el mantenimiento de las flotas”.

Todos estos cambios y requerimientos, según el profesor de la UPM, implicarán en resumen un “incremento de las inversiones de los talleres en nuevo equipamiento y formación”. No obstante, la gran incógnita a despejar será “quién, cómo y cuándo será capaz de amortizar estas inversiones” con un parque cada vez más reducido.