Formación y especialización son dos de los elementos que parecen adquirir cada vez mayor relevancia en el sector de la reparación de vehículos, también cuando hablamos de vehículo industrial. Un sector que vuelve a registrar signos claros de recuperación, tal y como señala José María Corchero, gerente de Agerauto, distribuidor mayorista de componentes de automoción, con más de 25 años de presencia en el mercado y socio fundador del grupo Aser Automotive.

El vehículo industrial vive un buen momento. No en vano, las ventas tanto de vehículos nuevos como usados han cerrado 2018 en positivo, arrastradas por la mejora de la economía que ha provocado un crecimiento de la actividad del transporte de mercancías y de pasajeros por carretera, así como del sector agrícola e industrial. Una percepción que traslada José María Corchero, gerente de Agerauto, tanto a la distribución de recambios como a la reparación y el mantenimiento del V.I. “Está en un momento dulce. Todo el mundo quiere entrar en el mercado de V.I. El turismo está muy saturado y es necesario buscar nuevas oportunidades o nichos de mercado con potencial de crecimiento. Y el vehículo industrial lo tiene, y mucho”, señala.

Un sector que, sin embargo, se enfrenta a numerosos desafíos, como toda la industria de automoción, aunque estos retos parecen ser más ‘viejos’ de lo que pueda parecer. “Al final siempre hablamos de lo mismo: formación, especialización, atención al cliente… Por lo que se refiere a esto último, todo se reduce a aplicar el sentido común: trata a los clientes como te gustaría que te tratasen a ti. Hay que ponerse en la piel del otro. Decirlo es muy fácil, pero hacerlo es más complicado”, apunta José María Corchero.

A pesar de esto, también existen otros retos que tendrán que afrontar los talleres, también los especialistas en vehículo industrial, y que vendrán (ya están aquí) de la mano de la nueva movilidad. Así, según el responsable de Agerauto, “para adaptarse a las nuevas tecnologías lo más importante es la formación. Hay que formarse, sin discusión. Tanto a nivel de motores, emisiones, energías alternativas, iluminación, vehículo conectado, transformación digital, etc., etc., etc. Todo está evolucionando demasiado rápido y la única manera de hacerlo frente es estando formado”.

Formación y sentido común

Por otra parte, José María Corchero también señala otros factores que inciden directamente tanto en la eficiencia como en la rentabilidad de los negocios de reparación. “Cada uno en su negocio ya debe saber cómo hacer los números, o debería saberlo, principalmente por su propia supervivencia. Si no controlas los costes, los tiempos, los productos… difícilmente serás rentable. Al final, todo te lleva de nuevo a la formación y al sentido común. Si diagnosticas rápidamente, reparas en tiempo y forma, utilizas unos materiales de calidad y ofreces una atención como debe ser los resultados están garantizados”.

En cuanto al cliente del taller de vehículo industrial, el gerente del distribuidor mayorista de componentes de automoción opina que se trata de un cliente “muy exigente”. No en vano, el establecimiento de reparación se hace cargo e inmoviliza su herramienta de trabajo. “Si nosotros, cuando se cuelga el ordenador o se va la luz, ya echamos pestes y maldecimos todo, piensa que no vas a estar operativo durante unos cuantos días. Por eso, tenemos que pensar lo mismo para el cliente del taller”. No obstante, pronostica, esa exigencia “va a ir a más y ese es y será el verdadero plus de diferencia, que realmente aporta valor al taller y que tendrá que desarrollar”. De este modo, para José María Corchero sólo caben cuatro variables para ser competitivos: “formación, calidad, servicio y atención. No hay más secretos”.